La Centolla Patagónica y su primo el Centollón son crustáceos que viven en los mares australes del Pacífico sur hasta el archipiélago fueguino y sus alrededores, buscando aguas gélidas a grandes profundidades.
Ambos crustáceos están protegidos por una veda biológica que busca resguardar el período reproductivo de la especia. Dicha veda, en el caso de la centolla corresponde a los meses de diciembre hasta junio, y para el centollón entre diciembre y enero. Las hembras tienen veda indefinida. Además, se les protege exigiendo un calibre mínimo en cada ejemplar capturado.
Estos animales representan un recurso económico muy significativo para las localidades del archipiélago de Tierra del Fuego. El centollón siempre ha sido considerado de menor calidad que la centolla, lo que se refleja en su precio que es considerablemente más bajo. La centolla capturada en el Canal Beagle es considerada un producto gastronómico de excelencia.
La pesca de centolla y centollón en el Canal Beagle se desarrolla de manera artesanal, con embarcaciones pequeñas que usan trampas de forma cónica donde estos crustáceos son atraídos por un cebo de carne de descarte. Estas trampas son lanzadas a las profundidades del mar en líneas que después de dos o tres días son recuperadas con la captura, para luego volverlas a calar. Al final del día, el producto es desembarcado y llevado a la planta de procesamiento. Gran parte de este recurso es exportado al mercado de Europa y Norteamérica.
Ahora, ¿cuál es la realidad en Puerto Williams, Isla Navarino? En nuestra isla no existe una planta de procesamiento, por lo que todo (o casi todo) el producto sacado de estas aguas es llevado a Punta Arenas para ser envasado y comercializado. ¿Qué significa esto? Que a pesar de ser un recurso que se está extrayendo en nuestras narices, la manera legal de adquirirla es comprándola después de haber viajado varios kilómetros a Punta Arenas para ser procesada y luego varios kilómetros de vuelta en un envase plástico con etiqueta a un valor muy elevado. Te puedes imaginar lo que sucede en la vida real…no tan legal.
Si tienes el privilegio de venir a este rincón del planeta, te recomiendo preguntar dónde está la caleta de pescadores, y humildemente acercarte a conocer un poco más de cerca el mundo de la pesca artesanal en los mares más extremos del mundo. Si tienes suerte, algún pescador te llegará a contar su historia (seguramente también extrema y de mucho esfuerzo) y si tienes más suerte, quizás salgas de la caleta con una centolla, un centollón o un pulpo bajo el brazo.